Emisiones de gases contaminantes generadas por diferentes combustibles industriales




La actividad industrial produce la emisión de una gran cantidad de gases contaminantes a la atmósfera; vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno, ozono y CFCs (clorofluorocarburos).

Estos gases son los responsables de la calidad del aire que respiramos. Una concentración elevada de gases contaminantes puede producir enfermedades respiratorias e incluso la muerte a los seres vivos de la zona.


Principales gases tóxicos industriales


Monóxido de carbono (CO)

Es un gas tóxico, inodoro, incoloro e inflamable y uno de los contaminantes atmosféricos más abundantes.

Principalmente se origina con la quema de combustibles fósiles (utilizados en los vehículos con motor de combustión, en una gran parte de las actividades industriales…) y de la quema de biomasa (madera).

Los efectos del monóxido de carbono sobre la salud son: reducción de la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a los tejidos corporales, comportando un grave riesgo para personas con patologías previas.

Dióxido de azufre (SO2)

Se trata de un gas tóxico, incoloro, no inflamable y no explosivo que tiene una vida de unos 3 días. Su principal fuente es la quema de combustibles fósiles ricos en azufre, si bien procesos naturales tales como las erupciones volcánicas también liberan SO2 a la atmósfera.

Este gas contribuye a la acidificación a los ecosistemas mediante su deposición seca o húmeda (cuando entra en contacto con el vapor de agua presente en la atmósfera).

Los efectos sobre la salud humana se dejan sentir de manera especial sobre el sistema respiratorio y el funcionamiento de los pulmones, pudiendo causar también irritación ocular.

Óxidos de nitrógeno (NO)

Se presentan en nuestra atmósfera como:

  • Dióxido de nitrógeno (NO2): gas contaminante que resulta de la combustión efectuada a alta temperatura (origen natural y antropogénico). Es tóxico e irritante y precursor de la formación de contaminantes secundarios tales como el ozono o partículas PM2.5.
  • Óxido nitroso (N2O): gas volátil, incoloro, de olor dulce y de ligera toxicidad que se ha empleado de forma habitual como droga por sus efectos alucinatorios y el estado de euforia que genera (también se le conoce como el gas de la risa).
  • Monóxido de nitrógeno (NO): gas incoloro, inodoro, no inflamable y tóxico que se oxida con rapidez convirtiéndose en NO2. Al igual que en el caso anterior, sus principales fuentes son tanto naturales (descomposición bacteriana, incendios, etc.) como derivadas de la actividad humana (vehículos motorizados y quema de combustibles fósiles).

Los NOx (combinación de NO2 y NO) tienen un efecto corrosivo sobre la piel y el sistema respiratorio, pudiendo causar un edema pulmonar cuando el sujeto se expone a concentraciones elevadas.

Benceno (C6H6)

Es un hidrocarburo líquido de olor dulce que se evapora con rapidez.

Al igual que otros contaminantes, tiene un origen natural y antropogénico, siendo, por ejemplo, los incendios forestales, los volcanes y el humo de los cigarrillos, algunas de sus principales fuentes.

El INSHT (1998) señala que la inhalación de esta sustancia en concentraciones elevadas, además de incrementar el riesgo de desarrollar cáncer, puede producir afecciones sobre el sistema nervioso central.

Sulfuro de hidrógeno (H2S)

Es un gas inflamable, incoloro, tóxico y que presenta un olor muy característico que lo hace fácil de detectar.

Sus principales fuentes son los volcanes o las zonas con aguas estancadas, estando también presente en el petróleo y el gas natural. Es un gas muy peligroso si se presenta en espacios confinados tales como sistemas de alcantarillado o torres de refrigeración.

Su principal efecto sobre la salud está asociado al bloqueo de la función enzimática (INSHT, 2011).

Fluoruro de hidrógeno (HF)

Es un gas (también puede presentarse en estado líquido) corrosivo e incoloro que se usa como materia prima en la industria de los refrigerantes, combustibles y aluminio.

Además de su efecto corrosivo, tiene efectos tóxicos e irritantes. Su inhalación ocasiona irritación ocular, nasal y epidérmica.

La generación de estos gases contaminantes, a veces, no se pueden evitar (erupciones volcánicas o incendios no provocados, por ejemplo) pero, en la mayoría de las ocasiones, el hombre puede lograr eliminar – o, por lo menos, minimizar - esta producción de gases que contaminan nuestra atmósfera y, por ende, nuestros pulmones.


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